La primera vez que probé las coquinas al ajillo fue en Madrid. Yo soy de Asturias y me encanta el marisco, pero en mi familia no se suelen cocinar en casa ni se piden en los restaurantes. Somos más de almejas, berberechos o bígaros.
Recuerdo que la primera vez que las probé fue en un Rincón de Jaén. Si vives en Madrid sabrás que es un restaurante Andaluz que tiene varias franquicias, conocido principalmente por las tapas bastante generosas que ponen con las cervezas. Me parecieron una maravilla y se convirtieron, tanto las coquinas al ajillo como el bar, en habituales en mi vida.
Pero es verdad que es un plato carete. No es que sea langosta pero tampoco son unas croquetas (que ojo, las buenas croquetas no tienen precio). Al final, el único secreto es que la coquina sea muy fresca y ya sabes que lo bueno se paga, sí o sí. Así que un día me animé a cocinarlas yo misma, porque muchas veces los mejores homenajes gastronómicos te los das en tu propia casa. Y te tengo que confesar que me gustaron más que las del bar.
¿Lo mejor? En 10 minutos están listas. Eso sí, necesitas dos cosas básicas para acompañarlas: un buen pan (para mojar) y un vino blanco bien fresquito. Y si tienes compañía que traiga el postre, mejor todavía. ¿Te animas a probar estas coquinas al ajillo?